domingo, 22 de octubre de 2017

FRAGMENTOS

"(...) Llegada la hora del descanso vino a traerme el mate, como solia hacer. Cebaba mates de campo, decia. Al principio me parecian intomables. Tan amargos. Pero despues me acostumbre, sobre todo porque disfrutaba su compania, la necesitaba. Su tono de voz, su presencia tan fuerte y tan pacifica, su acento de Entrerriano puro. Me tomo un tiempo darme cuenta de que esos saltos anormales que me hacia el corazon no eran ningun principio de enfermedad cardiaca. Eran Jose...todo Jose. (...)"

FRAGMENTOS
CAPITULO 8

viernes, 20 de octubre de 2017

#FRAGMENTOS

(...)El sol pegaba de lleno sobre el lado izquierdo de su cara. Hervida, colorada. Sabia que pronto se convertiría en un pedazo de carne ardida. No se movió. Estaba a su lado y en ese momento, justo en ese lugar era donde mas deseaba estar. Inclino el torso hasta quedar reposando en su pecho, también caliente  y con leves rastros de sudor. Aquel era un buen día, de esos que no solía experimentar muy seguido. Estaba enferma, lo sabia, pero hubiera preferido mil veces cualquier tipo de dolor físico, antes que el suyo, un dolor emocional. 
A medida que el sol bajaba a morir al mar, su felicidad también moría, pensando que quizás al despertar mañana no seria ella misma, como lo era hoy. Miro un momento el rostro de Esteban. Cuanto había sufrido ese pobre hombre, tan bueno, tan leal. Y en tanto ella viviera, el continuaría sufriendo por su causa. 
Eleonora se planteo entonces la posibilidad de morir, tal como lo hacia el sol.(...)


Fragmentos
Capitulo 12

martes, 17 de octubre de 2017

La inconsistencia de querer ser

Eran ya las tres de la mañana cuando resigne toda posibilidad de dormir y tuve que levantarme a tomar agua. La acides me mataba. Ese fuego interno que arde y deja el tracto superior entre adormilado y dolorido, me venia persiguiendo hacia días. Por supuesto tenia claro que no era producto residual de ningún arrebato de glotonería. Tenia que tomar una decisión y el cuerpo se estaba encargando de recordarmelo. Pero ¿como decidir sobre nuestro futuro?. Cualquiera sea la opción elegida, siempre habrá consecuencias, cambios, perdidas.
Sin embargo, esta aquello llamado "querer ser", que impera muy por encima de cualquier otro factor a considerar. ¿Que queres ser cuando seas grande?. ¿Quien queres ser...?. Lo mas asombroso de esta irritante pregunta es que se repite mas que cualquier otra a lo largo de la vida, no solo al terminar la escuela y decidir que carrera estudiar en la universidad. Esta el "querer ser" dentro de la misma profesión, (¿que tipo de profesional queres ser?), dentro del seno familiar (que tipo de padre/madre/hermano/hijo queres ser?), dentro de la pareja (¿que tipo de marido/mujer queres ser?) y en todos los diversos roles que deba encarnar una persona. Y es que un mismo individuo puede tener tantos y tan variados roles que es muy sencillo perderse, incluso dentro de uno mismo. Perder el horizonte. Y en esas estaba yo, debatiéndome entre seguir apostando a un rol que me había dejado chichones, o girar el timón y encarar nuevos rumbos. Hakuna Matata. 
Pronto me puse a pensar en lo inconsistente que resultaba definirse a uno mismo en roles, siendo tan vulnerables al cambio y lo mucho que cuesta definirse como un todo. Yo soy muchas cosas, pero ademas, soy yo siendo esas cosas. La acides empezó a aplacar con esas mágicas palabras. "Soy yo siendo", repetí a modo de mantra. "Soy yo". A fin de cuentas, lo mas consistente dentro de tanta inconsistencia, es Ser.

domingo, 15 de octubre de 2017

TSUNDOKU

Tsundoku: palabra japonesa que define la pila de libros comprados, pero aun sin leer. 

Cualquiera que se autoproclame buen lector debe poseer al menos un Tsundoku. Si es posible, varios. Porque, ¿que es un lector sin libros pendientes?, libros que lo llamen en silencio rogandole prioridad, que hagan tortuosa la eleccion del proximo libro que se leera. Y mas aun, ¿que es un escritor sin libros pendientes?... Una gran mentira!.

((Admito solemnemente tener al menos tres Tsundokus))

¿Y ustedes?


martes, 10 de octubre de 2017

Es difícil soltar

Fue como si las paredes hubieran desaparecido en torno a su cuerpo, comentó Atilio, habitante de Ensenada desde 1940. Parecía que iba a quedarse ahí parado, esperando a que todo se derrumbara. El humo que emergía de la propiedad, ya envuelta en violentas llamas rojizas, era tan espeso, oscuro y polvoriento, que se hacia casi imposible respirar, menos aun ver mas allá de sus narices. Esquivel se encontraba exactamente en el medio de lo que quizás había sido un living-comedor, ahora devenido en escombros ardientes y chispeantes montículos de nada. Se negaba a intentar siquiera dar un paso para huir de aquel incinerador. Contaba ya sus buenos 80 inviernos de los cuales había pasado al menos 70 en esos mismos metros cuadrados que ahora se derrumbaban a su alrededor. No era una simple cuestión de capricho. Esquivel se sentía el capitán de un barco que naufragaba en estado terminal y como obliga el mandato, intentaba hundirse con él. Luego de haber sopesado las consecuencias de su inminente defunción y ante la mirada atónita de todos los presentes, comenzó a agacharse lentamente. Puso las dos manos sobre el suelo, caliente, despacio apoyo las rodillas. Se detuvo, recuperándose del cambio de altura. Acto seguido, sin levantar la vista, sin oír los gritos del cuerpo de bomberos que le rogaban se acercara al marco del ventanal, se sentó en  regia posición de indio, reposo las manos ardidas sobre sus muslos y cerro los ojos. Atilio recordó haberle dicho "¿qué haces, viejo loco?, salí de ahí, carajo!". Un acceso de tos no le permitió hablar mucho mas por encima del estruendo del derrumbe. Tocia casi ahogado en su propia saliva mientras a dos o tres metros su vecino de toda la vida, su cuñado, su amigo, había quedado rodeado de vigas incendiadas. Aún inmóvil, alcanzó a pedir a los concurrentes que por favor alguien se ocupara de las gallinas que tenia en el garaje. Lo poco que quedaba de mampostería termino de ceder. El fuego se avivo. Tres horas después aun quedaban algunas llamas rebeldes. Atilio se quedo con las gallinas. Por suerte eran ponedoras, le daba impresión que saltaran histéricas una vez degolladas.

viernes, 6 de octubre de 2017

Aire

Respiro profundo. El aire helado le irrito las fosas nasales, la garganta, el pecho. El dolor le hizo cerrar los ojos, lagrimear. No tenia importancia, el aire tan puro y limpio merecia la pena. Volvio a inhalar, esta vez mas profundo. Inhalo hasta que ya estaban por reventarle los pulmones, costillas separadas, pecho elevado. De nuevo se le congelaron los adentros. Lagrimeo. Pero esta vez abrio los ojos y miro al cielo. Sintio elevarse. Levedad. Paz.

martes, 3 de octubre de 2017

Vaya Rosana a saber...


Eran mas de las 8 y Rosana no había llegado.

Me acerque a la ventana, adelantándome al resplandor de los faroles ovales de su carcacha. La noche permanecía cerrada y las estrellas insolentes se escondían detrás de espesas nubes de tormenta. Sabia que no vendría. ¿Por qué lo haría?. Aquí no hay nada que le convenga. A lo mejor sera que se fuera a la ciudad, como siempre quiso. Rosana no pertenece a nadie sino a si misma. Es ella en ella misma. Es ella para ella misma. Mientras tanto yo aquí sentada surciendo volados y enjuagando trastos viejos deseando haber sido alguna vez tan valiente como ella. ¿Quien dice que es correcto y que debido? ¿Quien marca los renglones del destino?. Bah, no hay tal cosa poderosa si no hay templanza que acompañe. Porque de tercos necios esta hecha la victoria. Vaya Rosana a saber a donde te has marchado, pero que la fuerza no te falte ni tampoco la entereza, que el mundo solo devora a los flaquitos de corazón...

domingo, 1 de octubre de 2017

Amores como el nuestro quedan ya muy pocos...

- ¿Y qué si nos volvemos locos?- Nos volveremos locos entonces!- ¿Y qué si perdemos de vista el camino y no podemos regresar?- Nos perderemos entonces!- ¿Y qué si el agotamiento y la angustia es tal que terminamos odiándonos?- Nos odiaremos entonces!- ¿En serio?- No, jamas podría odiarte. ¿A que le temes tanto, Mente mía?- ...- Podremos perdernos, fatigarnos, agobiarnos hasta enloquecer, pero yo te prometo que jamas dejare que olvidemos aquello que nos hizo comenzar. Siempre habrá una puntada en el centro mismo del estomago recordándonos todo lo que necesita ser recordado.- Gracias, querido Corazón.